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lunes, 5 de diciembre de 2011

Alcalá de Henares (trabajo de lengua, pero muy filosófico)

Lo cierto es que de primeras, la excursión a Alcalá de henares no me entusiasmaba, pero siempre es bueno e interesante conocer lugares nuevos.
El banco frío de enfrente de la universidad, no impidió la fascinación que me produjo aquella impresionante fachada, los escudos, las criaturas de piedra, el largo lazo anudado...
caminando por Alcalá parecía un gran pueblo o una pequeña ciudad cualquiera, sin embargo, sobre aquellas calles se escondía mucha historia por contar.
Llegamos al corral de comedias, aquella puerta casi escondida no parecía conducir a lo que veríamos minutos más tarde. Cruzamos los pasillos, subimos escaleras, y nos encontramos en el palco más alto, asomarme por la barandilla me hizo imaginar todo lo que allí pudo haber ocurrido, sobre aquel viejo suelo de piedra que se dejaba ver por un hueco, para admirarlo, sobre aquel escenario que escondía obras, escondía actores, escondía actrices reprimidas luchando por culturizar y entretener a aquel pueblo que miraba desde todas las partes del corral.
En menos de cinco minutos, me sorprendí a mi misma soñando con todo aquello, viviendo todo aquello, amando todo aquello. Sin duda, todos los grandes lugares, aún guardan sus grandes historias.
Seguidamente fuimos a ver la réplica de la pila bautismal de Cervantes. Solo conservaba un pequeño trozo de la original, mas con la imaginación pude ver todo lo que pudo haber pasado por ella antes de ser destruida, nos pusieron un video en el que se relataba una autobiografía de Cervantes, me apasiona escuchar a vida desde el punto de vista de uno mismo, conseguía hacerme creer que estaba viviéndola en ese mismo momento.
Por último fuimos a la catedral, estos elementos arquitectónicos siempre me parecieron increíbles obras de arte, aquellas que te hacen sentirte pequeño mientras admiras y tratas de comprender su grandeza.
Una de las cosas que más me impresionó fueron las cabezas momificadas de los niños mártires y la piedra en la que fueron matados, realmente me estremecía por dentro solo de pensar las calumnias que pudieron sufrir, y otra de las cosas fue el fragmento de cuerpo que estaba conservado como reliquia, me parecen muy sorprendentes os milagros que pudo concebir, o la importancia cultural que tenga, incluso estremecedor pensar que estás delante de unos restos humanos perfectamente conservados, pero yo aún así sigo mi ideología de que un cuerpo no es nada sin un alma, un cuerpo solo es una manifestación de aquello que somos, y no hay mayor reliquia que el recuerdo.
En conclusión la visita a Alcalá de Henares fue un viaje en el tiempo, también la visita a la réplica de la casa de Cervantes me metió en aquella antigua vida muy atrasada básicamente a la actual, pero quizás más adelantada en otros aspectos culturales y artísticos, aquel viaje en el tiempo me hizo sentir, vivir una nueva vida, recordar momentos que no había vivido, y sobre todo, aprender del pasado.