Todo ser humano siente miedo, la mayoría de ellos se refugian en otras personas, y otros pocos, tratamos de buscarle sentido al miedo y buscamos soluciones propias a él, estos pocos, somos aquellos a los que no nos reconocen, somos aquellos que no encajamos, artistas de la reflexión, compositores de filosofías.
Yo, como ser humano reconozco que siento miedo muchas veces, se que no estoy sola, y si lo pienso de verdad, hay muchas razones para vivir y muy pocas para no hacerlo, aun así, ¿quien no ha pensado nunca en suicidarse? todos hemos tenido momentos apocalípticos, en los que nada ni nadie puede salvarnos, mi solución, mi refugio, es el teatro, o mejor dicho, actuar, subir a un escenario, huir de mi vida, olvidar mis problemas, incluso mis alegrías, para tener una vida diferente, una vida que no es la mía, vivir en un mundo irreal donde nada de lo que nos produce miedo existe, donde no soy yo, soy un personaje, quizá cuando acabe la obra el mundo siga tal y como era antes de empezarla, pero ese tiempo entre luces, esas palabras desde mi boca que pronuncia una persona que no soy yo, esos gestos que jamás utilizaría para expresarme, esas reacciones compuestas por un escritor que no es mi corazón, una marioneta siguiendo un guión, tal vez improvisando desde una mente que no me pertenece, ese es mi refugio, mi rincón, mi huida...
Aún así, muchas veces pienso en suicidarme, el mundo continuaría con una persona menos, nadie me echaría en falta al cabo de un tiempo, pero sin embargo, no me suicido, porque no soy lo suficientemente cobarde como para dejar de vivir, ni lo suficientemente valiente como para matarme.
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