No necesitamos a nadie. Sólo a nosotros mismos, y todo lo que hacemos, incluso enamorarnos, lo hacemos por nosotros mismos.
No nos enamoramos de las personas, sino de estar enamorados. Nos enamorados para encontrar algo por lo que luchar, algo por lo que levantarnos cada mañana, algo en lo que pensar, algo para poder sentir y sentirnos humanos.
Incluso cuando el amor nos juega una mala pasada, significa que necesitamos pasarla, para crecer, para cambiar, para entender que ni si quiera nosotros podemos controlar el mundo, nuestro mundo.
Nos enamoramos de querer y ser queridos. Nos enamoramos del sentido que le da el amor a nuestras vidas, las personas, son secundarias.
Nos enamoramos de los abrazos, de los olores, de las lenguas.
Nos enamoramos de las caricias, de las miradas.
Nos enamoramos del reflejo de lo que necesitamos.
Y en realidad, sólo nos enamoramos de lo que nos gusta, de lo que nos hace sentir en una nube, de nosotros. Nos enamoramos de nosotros mismos, y nos herimos.
Necesitamos amor, necesitamos momentos, necesitamos tiempo... y sólo tenemos gente.